Sabes con qué frecuencia debes ducharte, lavar tu ropa, limpiar el baño, poner el lavavajillas… pero, ¿sabes cada cuánto tiempo debes cambiar las sábanas? Quizás parezca una cuestión menor, pero llegan dos datos para entender que no es así. El primero es que pasamos mucho tiempo durmiendo, muchísimo. Hay estudios que afirman que nos echamos un tercio de nuestras vidas en el reino de los sueños, y salvo alguna cabezada esporádica en el sofá o acodados en la mesa, tras el postre, buena parte de ese descanso tiene un escenario claro: las camas.
El segundo dato se centra en una simple cuestión de higiene. Aunque estemos descansando, de noche sudamos. Y no poco. Sobre todo durante la bochornosas y sofocantes veladas de verano. Hay quien habla de que cientos de mililitros por noche, lo que a lo largo del año equivale a decenas y decenas de litros.
Así que sí, importa saber cada cuánto cambiar las sábanas.
De camas y costumbres. Antes de meternos en faena y explicar con qué frecuencia debemos cambiar la ropa de cama, hay que responder a una pregunta clave… ¿Cada cuánto solemos hacerlo? ¿Cómo de habitual es sacar las sábanas y meterlas en la lavadora o llevarlas a la tintorería? Aunque parezcan preguntas peregrinas hay investigadores que han indagado en ellas para responderlas.
Y sus resultados dan para reflexionar. Hace un tiempo Hadmonds realizó una encuesta a 2.000 personas para conocer los hábitos de los británicos y obtuvo un porcentaje preocupante: el 30% admitía lavar sus sábanas solo una vez al año.
¿Cambios cada cuatro meses? En 2022 la BBC se hacía eco de un estudio similar con 2.250 adultos de Reino Unido y su conclusión volvía a ser alarmante. El informe reveló que casi la mitad de los hombres solteros podían echarse hasta cuatro meses seguidos sin lavar sus sábanas y el 12% reconocía que las limpiaba cuando se acordaba, lo que abre un horizonte más incierto… y preocupante. En el caso de las mujeres solteras, el 62% aseguraba asear la ropa de cama cada dos semanas, media que se va a tres semanas en el caso de las parejas.
French Bedroom también ha realizado su propio análisis y descubrió que si bien el 62,5% de los encuestados afirmaban cambiar las sábanas todas las semanas, un 22,5% aseguraba que lo hacía cada dos semanas y un 2,5% cada mes.
(Mucho) más que escrúpulos. Saber cada cuánto cambiar las sábanas es importante. Y no solo por una cuestión de escrúpulos. Descansar en entornos limpios, aseados, higiénicos, influye también en nuestra salud. Al dormir sudamos, desprendemos células cutáneas muertas y generamos una cama ideal (nunca mejor dicho) para unas criaturas microscópicas similares a las arañas: los ácaros.
«Si no limpias tus sábanas con la suficiente frecuencia, las células cutáneas muertas se acumularán en ellas. No solo dormirás con ellas y el sudor, también lo harás con ácaros», advierte a la cadena británica la doctora Lindsay Browning.
No es tu cama, eres tú. Esa es la idea fundamental. No se trata tanto de tener una cama limpia y aseada, que también, como de las ventajas que ese hábito puede tener para tu salud. Hace nueve años un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge indagó en los «factores de riesgo» relacionados con la gastroenteritis en las guarderías infantiles y descubrió que uno de las estrategias que ayudan a reducir la prevalencia de norovirus es limpiar la ropa de cama a diario.
Otros expertos insisten en que los ácaros del polvo son malos compañeros de alcoba y pueden agravar los síntomas del asma. Una forma de plantarles cara, insisten, es lavar la ropa que cubre nuestros colchones con agua caliente.
«Piensa en lo que haces en cama». Dormir envuelto en unas sábanas sucias también puede afectar a la salud de nuestra piel e incluso, advierte la doctora Lisa Ackerley al diario Daily Mail, te expone al riesgo de contraer virus e infecciones. «Piensa en todas las cosas que haces en la cama. Además de ser el lugar donde vamos a dormir, puede funcionar como oficina en casa, sala de té, mesa de comedor o incluso como cama para tu perro o gato», recalca la experta.
«Dependiendo del uso que se le dé y también lo limpio que tú estés al meterte en ella, tu cama puede ensuciarse bastante y llegar a provocarte un daño». Además de ácaros, recuerda que las camas pueden ser ideales para que se reproduzcan hongos y virus. Para ser precisos, apunta a virus que se propagan por contacto, bacterias como el estafilococo áureo y afecciones como el pie de atleta o la candidiasis.
Entonces… ¿Cada cuánto cambiarlas las sábanas? Puede haber ligeras variaciones en función de la fuente que se consulte, pero habitualmente todas llegan a la misma conclusión: lo adecuado es cambiar y lavar las sábanas al menos una vez a la semana o 10 días máximo. En ciertos casos, como en verano, cuando más se suda de noche, y entre quienes padecen alergias estacionales, se habla incluso de una frecuencia mayor, con más de una muda por semana.
Para la doctora Browning los cambios de sábanas no deberían posponerse en cualquier caso más allá de los 14 días. «El sudor penetra en las sábanas», subraya la experta antes de deslizar que el mal olor es solo uno de los problemas que acarrea la falta de higiene. Y no el más grave. En su opinión, «podemos ser un poco más indulgentes en invierno», pero lo «ideal» sigue siendo un relevo a la semana.
¿Duermes con mascota? Good Housekeeping apuesta por una limpieza regular que debe tener presente las características de cada caso: una limpieza general de la ropa de cama cada 15 días, como mínimo, que en el caso de las personas con asma, eczemas o alergia a los ácaros del polvo puede reducirse hasta una vez a la semana.
«Si tienes mascotas y duermen en tu cama, la Sleep Foundation sugiere que puede ser necesario lavar la ropa cada tres o cuatro días», aclara. Con respecto a los edredones y almohadas, aconseja que se limpien al menos dos veces al año.
Imagen | Jilbert Ebrahimi (Unsplash) y Toa Heftiba (Unsplash)
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La noticia
Si la pregunta es cada cuánto debes cambiar las sábanas de cama, la ciencia tiene la respuesta. E influye en tu salud
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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