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O Marisquiño es mucho más que el break dance de Abel Caballero: cómo Vigo logró convertirse en meca del deporte urbanoCarlos Prego​

Semana difícil de olvidar para el breaking. El baile urbano que nació allá por la década de 1970 en las calles de EEUU, enraizado en la cultura hip-hop y las fiestas del Bronx, ha dejado dos imágenes casi simultáneas que, como mínimo, resultan poco ortodoxas. La primera la protagonizó la B-girl australiana Rachael Gunn, con su peculiar «baile del canguro» en plenos Juegos Olímpicos de París. La segunda, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, al marcarse unos pasos de break dance igual de peculiares durante el festival de cultura y deporte urbano O Marisquiño.

Si el break dance de París 24 fue mucho más que las chocantes piruetas de Gunn, que ya han llevado a algunas voces a acusarla de caricaturizar el debut olímpico del deporte, O Marisquiño es también mucho más que los requiebros de Caballero.

Caballero, alcalde polifacético. A lo largo de sus 17 años al frente de la Ayuntamiento de Vigo, a Abel Caballero lo hemos visto presidiendo plenos locales, encargándose de comisiones e inaugurando parques, calles y pabellones, gestiones todas esperables del regidor de una ciudad de casi 300.000 habitantes.

Durante estos años Caballero se ha dejado ver sin embargo en situaciones que (estas sí) resultan mucho menos convencionales. Desde que ocupa la Alcaldía ha dejado fotografiarse a los mandos de un portaaviones, en una handbike, tocando la guitarra en prime time, bailando el swish swish, ejerciendo de telonero de Sting o Maná y ahondando en la genealogía del Dinoseto. También, por supuesto, como flamante maestro de ceremonias de «las Navidades top de este planeta».

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Alarde de breaking. Hace unos días Caballero dejó una prueba más de su versatilidad al protagonizar durante el festival O Marisquiño una breve pero intensa demostración de breaking. Durante unos segundos el alcalde, a punto de cumplir 78 años y vestido con camisa y chinos, hizo la señal de «V» de Vigo, saltó, volvió a saltar e incluso se sentó en el escenario para girar sobre sí mismo al ritmo de la música. El vídeo se viralizó. Él mismo se encargó de compartirlo. Y en no mucho tiempo competía con el de Gunn entre lo más granado del breaking.

Importa el cómo, el quién… E importa sobre todo el dónde. Tanto en el caso de Gunn, que participaba unos Juegos que marcaron el debut olímpico del break dance, como en el de Caballero, que lo hizo en el marco de O Marisquiño, uno de los grandes festivales de la cultura y los deportes urbanos de España.

Y eso último como mínimo. A lo largo de sus casi 25 años de historia sus organizadores se las han arreglado para convertir lo que empezó como una cita doméstica, con un enfoque eminentemente local y que reunían un puñado de aficionados a las bicis y skates, en una referencia del circuito internacional. Tan importante se ha vuelto O Marisquiño que atrae a deportistas de primer nivel, incluidos algunos que compitieron en París, y campeonatos mundiales.

¿Y qué es O Marisquiño? Sus responsables lo definen como «el mayor evento de cultura urbana y deportes acción del sur de Europa». Cuatro jornadas durante las que Vigo se convierte en una de las grandes capitales del skate, breaking, BMX y basket 3×3, todo bien acompañado de conciertos, muestras de grafiti y batallas de gallos, entre un largo, larguísimo, y concurrido, concurridísimo, etcétera.

La fórmula funciona tanto por su contenido como por su «contenedor». Para empezar el acceso es libre y gratuito, y desde 2022 gran parte de su actividad se desarrolla en un escenario único: la playa de Samil, con las Islas Cíes al fondo. La fórmula funciona. Tanto, que se calcula que mueve a más de 160.000 personas.

Un éxito de manual. Lo anterior es la descripción del O Marisquiño de 2024, una cita a la que acuden deportistas de primer nivel, cuenta con un presupuesto más que considerable, el respaldo de instituciones y grandes empresas y mueve a decenas de miles de asistentes cada edición. Sus orígenes nada o poco tienen que ver con esas cifras. El festival arrancó en 2001, en un skatepark de Vigo y con un enfoque claramente local. Como mucho rondaba los 2.000 asistentes.

Desde entonces ha ido incorporando varias disciplinas, ha rotado por Vigo, incorporó la World Cup Skateboarding, la categoría Golrd del FMB World Tour, ha lidiado también con un grave accidente en 2018… Y se ha convertido en una cita de tal éxito que hace unos años llegó a apuntarse que su futuro en Vigo pendía de un hilo por un apoyo institucional que su organización juzgaba insuficiente.

Es deporte, es cultura… y es dinero. La gran exposición mediática de O Marisquiño, el movimiento de promotores, equipos y personal encargado del montaje y desmontaje de sus pistas y las riadas de decenas de miles de personas que atrae se traduce en algo más: dinero. Bastante dinero, para ser precisos.

Además de ser un referente del deporte urbano, O Marisquiño es una valiosa palanca económica. En 2016 la hostelería local cifraba en 16 millones de euros el dinero generado por el festival. En 2022 la organización hablaba ya de 180.000 espectadores y un retorno económico muy superior, de entre 22 y 24 millones.

Imágenes | Abel Caballero (X) y O Marisquiño

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O Marisquiño es mucho más que el break dance de Abel Caballero: cómo Vigo logró convertirse en meca del deporte urbano

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