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Los clientes de Mercedes y Volkswagen confirman una tendencia: cuanto más dinero, más recelan del coche eléctricoAlberto de la Torre​

El coche eléctrico es la tecnología del futuro. Al menos eso es lo que parece haber fomentado las políticas de la Unión Europea y lo que anunciaban, una tras otra, los fabricantes occidentales, en lo que parecía ser una carrera por lanzar una fecha al aire en la que, supuestamente, sólo venderían coches eléctricos.

Ahora, algunos de las compañías más importantes empiezan a dar marcha atrás. Otras sonríen viendo que hay quien quería correr antes de echar a andar.

¿Y si todavía hay futuro para la combustión?

Un frenazo

En 2022, Volkswagen aseguraba que el futuro pasaba por el coche eléctrico en Europa. Si se mantienen sus planes, a partir de 2033 no producirán nada para nuestro continente que no sea completamente eléctrico.

No fue la marca más ambiciosa. En verano de 2021, Mercedes puso fecha fin a los motores de combustión. Según su hoja de ruta, en su oferta no habrá nada que no sea puramente eléctrico a partir de 2030. Una estrategia que ha empezado a tambalearse.

Aunque desde Europa todavía vemos lejos a Cadillac (que se ha planteado competir en el mercado europeo), también la firma estadounidense ha dado marcha atrás a lo de competir exclusivamente con coches eléctricos. Su intención era posicionarse al nivel de Rolls-Royce y Bentley pero el coche eléctrico no parece ser cosa de ricos.

Es algo que Rimac ha aprendido a la fuerza. El creador del coche eléctrico deportivo más ambicioso asegura que está costando colocar las apenas 150 unidades a las que había limitado la producción de su Nevera. Cree que el verdadero problema es el entusiasmo de las políticas europeas y sus intenciones de impulsar esta tecnología por encima del resto, culpables de conseguir un efecto rebote y, por tanto, un rechazo entre la población.

De una manera o de otra, el frenazo en las ventas de vehículos eléctricos está siendo una constante. Tiene sentido. Una vez saturado el mercado de las rentas más altas, por las que comenzó la llegada del coche eléctrico, queda por conquistar la clase media con los vehículos más populares. Y, ahí, parece que las perspectivas en lo que autonomía/precio no son demasiado halagüeñas a corto plazo.

Ahí, entre las rentas medias y bajas, el híbrido enchufable puede tener mucho sentido. Y entre las rentas altas es la combustión la que empieza a coger fuerza. Todo un problema para quienes se lanzaron a la piscina del coche eléctrico.

«Necesitamos esa tecnología de transición»

Si hablamos de los vehículos de masas, el coche eléctrico sigue teniendo una tarea pendiente. O bien acabamos adaptándonos a autonomías más ajustadas o bien su precio tiene que seguir bajando para convencer a más y más público.

Una situación que ha comprometido los planes de futuro de alguna marca. Ford, por ejemplo, está perdiendo miles de euros por cada coche vendido y Almussafes, que parecía destinada a producir nuevos automóviles completamente eléctricos de la compañía, ha tenido que dar un giro en su estrategia a medio plazo.

Volkswagen es otra de las empresas que se ha complicado con la transición al coche eléctrico. Su máximo dirigente ha llegado a afirmar que la compañía «tiene el tejado en llamas», haciendo referencia a la complicada situación que se vive y los altos costos que ahora tienen que tratar de reducir.

El Grupo Volkswagen tiene dos problemas principales. El primero es que, sí, la demanda del coche eléctrico se ha relajado. Pero el segundo es que sus propios coches no están recibiendo el apoyo esperado. En mercados tan importantes como China están sufriendo y compañías a las que habían lanzado a un futuro exclusivamente eléctrico, como Audi, está viviendo un infierno en el desarrollo de sus vehículos.

El resultado es una marcha atrás preventiva.

Los híbridos eran cosa del pasado. El año pasado, si me hubieras hecho la misma pregunta, habría dicho: ‘Olvídate de los híbridos, es una tecnología cara, no vale la pena’. Sin embargo, en los últimos seis meses, de repente todo el mundo quiere híbridos

Son palabras de Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, en una charla durante el evento Future of the Car, organizado por Financial Times, y recogidas por Motor.es. En aquella charla también reflexionó acerca de los híbridos enchufables, señalando ésta como una «tecnología de transición que necesitamos».

El CEO defendió que, en el pasado, ya optaron por una vía que ahora se ve como racional. Alega que les echaron en cara no ir más rápido y saltar al coche eléctrico puro pero que ahora tienen una demanda suficiente como para dudar si deben seguir ahondando en este camino y aumentar el número de híbridos enchufables en el mercado.

Tal y como se miden las emisiones de los vehículos durante las pruebas de homologación, el híbrido enchufable parece una opción realmente interesante si tenemos en cuenta que entrega automáticamente la pegatina Cero emisiones. Y, de hecho, parece la única opción para seguir vendiendo motores de combustión cumpliendo los, cada vez, estrictos límites de emisiones de Europa.

Renault ha defendido una estrategia similar. Desde seguir apostando por el desarrollo de los motores de combustión a contemplar los híbridos enchufables como la tecnología de transición más lógica. El mayor inconveniente es el tamaño y el coste de la tecnología. Electrificar intensamente un vehículo es caro y la propia Renault se ha dado cuenta de que esta opción no merece la pena con los vehículos de menor tamaño.

Desde Toyota, quienes también han mostrado rechazo al coche eléctrico como única alternativa, utilizan lo que ellos llaman la estrategia 1:6:90. Según sus cuentas, con el tamaño de la batería de un coche eléctrico les permite producir seis híbridos enchufables y 90 híbridos eléctricos. Su posición es clara: apostar por esta pirámide allí donde se le permita.

Volver al motor de combustión como excepción

A todos estos movimientos de Volkswagen, y otros fabricantes, a mirar con buenos ojos al híbrido (enchufable o no) en el corto plazo frente a las restricciones europeas, Mercedes ha experimentado cómo la electrificación empieza a plantearse como un camino poco interesante entre los vehículos de lujo.

Los resultados de su Mercedes EQS son malos, en comparación a las ventas que sigue cosechando el Mercedes Clase S. Pero no hay que irse a un coche eléctrico, tampoco una hibridación intensa, como la de los Mercedes-AMG C 63, que se habían pasado a la hibridación enchufable, está convenciendo.

Como cuentan en Motor.es, la nueva berlina deportiva de la marca juega con la posibilidad de dejar atrás su tecnología de híbrido enchufable para volver a un robusto V8. Por el camino, incluso, no le da miedo perder algo de potencia. El último tren motriz no había gustado a los clientes, quienes criticaron abiertamente a la marca.

El problema con el que se había encontrado la compañía es que tenía un motor que, sin limitación de velocidad, rendía hasta los 280 km/h de velocidad punta pero que en el manual del usuario ya se recogía que esto podría no ser siempre así. En él se especificaba que el coche podría sufrir un sobrecalentamiento de la batería y, por tanto, no rendir tanto como se esperaba una vez se superaban los 200 km/h.

El coche de lujo del futuro se sustentará sobre el motor de combustión

Con este paso atrás, Mercedes puede tener un auténtico deportivo con motor V8 y pegatina ECO de la DGT (una fórmula que también es atractiva en otros países) gracias a su hibridación ligera de 48 voltios.

Pero Mercedes no es la única marca que empieza a ver que el coche verdaderamente de lujo será el de combustión. Desde que Alemania consiguió que los combustibles fósiles neutros en carbono fueran aceptados por la Unión Europea a partir de 2035, ofrecer este tipo de coches parece más y más interesante.

Esto es algo que ya parecía intuir BMW, quienes aseguraban hace tiempo que seguirían fabricando motores de combustión pero sólo aquellos de gran tamaño, como los de seis y ocho cilindros. Es muy probable que en un mercado que se encamina al coche eléctrico como vehículo de masas (híbrido enchufable a medio plazo), contar con un motor de combustión puro sea visto por parte de los clientes como algo extraordinariamente exclusivo.

Porsche o Ferrari, que esperan vender (o están vendiendo) grandes cantidades de coches eléctricos, saben que en su cartera no debería faltar un vehículo con motor de combustión como opción más cara y exclusiva.

A todo lo anterior hay que sumar que precisamente estos coches, de tirada más limitada, serán aquellos que más y mejor puedan revalorizarse. Las continuas mejoras que está asimilando la industria de los coches eléctricos y las promesas de autonomías más y más ambiciosas están provocando, además, que el coche pierda valor en el mercado de segunda mano. Y como recordaban desde Bugatti, cuidar este aspecto es clave para que un coche de lujo triunfe.

Imagen | Mercedes

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Los clientes de Mercedes y Volkswagen confirman una tendencia: cuanto más dinero, más recelan del coche eléctrico

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