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Convertir el desierto en un enorme campo de cultivo: el objetivo del Canal Kacchi, el faraónico proyecto de PakistánAlejandro Alcolea​

Hablar de megaconstrucciones, es hablar de China. El gigante asiático nos sorprende cada poco tiempo con alguno de sus faraónicos proyectos como túneles imposibles o puentes que desafían los tiempos de construcción. Arabia Saudí no se queda corta y, entre muchos otros proyectos, es el hogar de The Line, el rascacielos tumbado de 170 kilómetros de largo.

En Pakistán tienen su propia obra faraónica, una que será un sueño para los agricultores, pero que de momento es una pesadilla y un pozo de dinero: el Canal Kachhi.

Buenas intenciones. Las zonas de Sindh y Panyab en Pakistán tienen la suerte de contar con el río Indo. Sus ramificaciones en la provincia de Panyab son, además, un oasis para la economía debido a que son aprovechadas para la agricultura. Sin embargo, hay zonas que no tienen tanta suerte y, por eso, a comienzos de siglo se decidió que sería una buena idea construir un canal. Fue así como nació el Canal Kachhi, un proyecto de 499 kilómetros que tendría parte en la provincia de Panyab y parte en la de Baluchistán.

En los documentos originales, podemos ver que el Gobierno diseccionó los diferentes beneficios que el proyecto traería a la región. Entre ellos se encuentra el aumento de valor de la tierra, las oportunidades de empleo, el aumento de exportaciones, una mayor producción de alimentos o la mejora de la disponibilidad de agua potable. También se detallaron unos beneficios de 5.000 millones de rupias (unos 16,5 millones de euros) por año en producción agrícola y un aumento de los ingresos para el Gobierno.

De desierto a campo de cultivo. Para que la obra fuera viable, y debido a su magnitud, se dividió la construcción en tres fases:

Fase 1 – 399 kilómetros con 305 kilómetros en Punyab y 94 kilómetros en Baluchistán.
Fase 2 – 60 kilómetros en Baluchistán.
Fase 3 – 40 kilómetros también en Baluchistán.

Se estimó que, con ese larguísimo canal, se podría crear un sistema de cultivo de regadío sostenible de 290.000 hectáreas en Baluchistán y unas 12.000 hectáreas en Punyab. En el documento del proyecto se detalla que la producción será de semillas oleaginosas y grano alimenticio y también se indicó que la intensidad de cultivo aumentará de un 4% (en 2002) a un 80%. Vamos, que querían convertir el desierto en un campo de cultivo.

Representación del canal cuando esté completo | Imagen de Chuck Pergiel

Corrupción y sobrecoste. Un proyecto de tal envergadura y complejidad no es sencillo. Aparte de la longitud de 499 kilómetros, se querían revestir 351 kilómetros del canal para evitar fugas y desperdicio de aguas. Además, es muchísima superficie para cubrir y el proyecto tuvo un presupuesto inicial de 31.204 millones de rupias (unos 102 millones de euros). Y, como suele ocurrir, no se cumplió.

En una primera revisión del Gobierno, se aumentó de los 31.204 millones de rupias a 57.262 millones (unos 188 millones de euros), pero en 2017 se volvió a revisar el presupuesto y se ajustó a 80.352 millones de rupias (unos 258 millones de euros). Según medios locales, este aumento del 258% era extraño porque desde las propias administraciones se afirmaba que había corrupción en su construcción, pero se seguía entregando dinero a manos llenas sin entrar a investigaciones públicas.

Se reanuda el proyecto. Con una primera fase sin acabar, la Autoridad de Desarrollo del Agua y la Energía (WAPDA) fue investigada por la corrupción de algunos de sus funcionarios en todo este asunto del Canal Kachhi y se declaró que «el proyecto se ha convertido en un ejemplo de implementación mediocre y mala planificación».

Ese mismo año, WAPDA emitió un documento en el que confirmaban que la Fase 1 se iba a terminar y que habían iniciado el proceso para realizar los estudios de viabilidad de las fases restantes, volviendo a incidir en la importancia económica de todo el proyecto. Ese mismo año se terminaron las obras de la Fase 1 y quedaban apenas unos 100 kilómetros del resto del trazado en Baluchistán.

Que termine ya. Curiosamente, aunque la Fase 1 comprende la mayor longitud del canal, los 100 kilómetros finales de Baluchistán son los que se estiman que permitirán regar 3/4 del área del proyecto. De ahí la importancia de todo el conjunto y, evidentemente, el interés de la zona por ver completado por fin el canal. Y parece que la impaciencia por completar el proyecto ha llegado hasta la cúpula del país.

El pasado 9 de julio, el presidente Asif Ali Zardari presidía una reunión de la Iniciativa Verde de Pakistán que quiere, entre otras cosas, reducir las emisiones del país. Aprovechando la ocasión, ordenó a las autoridades concluir las obras correspondientes al Canal Kachhi en un plazo de 18 meses, así como el resto de canales más pequeños que se están construyendo en estos momentos.

Y no sólo eso, ya que el presidente subrayó la necesidad de promover el riego por goteo en las zonas áridas que rodean los canales y adaptar los mismos siguiendo criterios actuales para la conservación del agua y la reducción de pérdidas. Veremos si, por fin, se completa esta obra faraónica, pero vistos los precedentes y las nuevas exigencias que quizá no se tuvieron en cuenta en el proyecto de hace 22 años, habrá que esperar.

Imágenes | WAPDA, Chuck Pergiel

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Convertir el desierto en un enorme campo de cultivo: el objetivo del Canal Kacchi, el faraónico proyecto de Pakistán

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