A principios de julio, Netflix anunciaba uno de sus proyectos más ambiciosos para el próximo curso: la adaptación de la novela ‘El niño’, escrita por Fernando Aramburu, editada por Tusquets. La dirigiría el prestigioso Mariano Barroso (‘La línea invisible’, ‘Los Farad’), pero antes de ponerse con ello, Netflix se ha encontrado ya con los primeros tropiezos: la oposición del pueblo donde tuvieron lugar los hechos reales que inspiran la novela.
50 niños muertos. Estos trágicos hechos reales tuvieron lugar en el municipio de Ortuella (Vizcaya) en 1980, cuando una explosión de gas en el colegio público Marcelino Ugalde mató a 50 alumnos de 5 y 6 años, dos profesores y una cocinera. Con una población de solo 9000 habitantes, el hecho conmocionó a la localidad. El terrible estruendo, que se escuchó en seis kilómetros a la redonda, hizo temer que se tratara de un atentado (eran los ‘años de plomo’ de ETA), pero el responsable involuntario fue un fontanero que encendió un soplete para arreglar una avería y estalló una bolsa de gas propano.
La visión de Aramburu. El libro ‘El niño’ narra la historia de Nicasio, un octogenario que sube semanalmente al cementerio de Ortuella para visitar la tumba de su nieto, que murió en los trágicos sucesos en octubre de 1980. El libro explora el trauma y cómo la explosión marcó psicológicamente a todo el pueblo. Pero pese a que la aproximación de Aramburu es tremendamente respetuosa con la tragedia (él quedó muy impresionado en su momento, cuando aún era un estudiante en la Universidad de Zaragoza), hay oposición en Ortuella a que Netflix la adapte en una de sus producciones exclusivas para la plataforma.
La posición de Netflix. Netflix ha asegurado desde el primer momento que sería respetuosa con la memoria de los fallecidos. El propio Aramburu contaba en el anuncio del proyecto que «a lo largo de los años, el accidente de Ortuella me interpeló con fuerza. Sentía como si reclamara un espacio propio en la serie de historias titulada ‘Gentes vascas’ que yo me propongo contar. El proyecto de adaptación al cine por parte de Netflix me complace sobremanera y al mismo tiempo me afianza en el convencimiento de que los niños fallecidos en aquella tragedia de 1980 merecen un lugar digno en nuestra memoria’.
Oposición en Ortuella. Desde el Ayuntamiento de Ortyuella se ha emitido un comunicado en el que plantean su oposición a la película de Netflix. En él desean «solicitar, de manera respetuosa y enfática, que no se realice ninguna película o producción audiovisual que trate sobre el drama que nuestro pueblo vivió en el pasado. Esta decisión ha sido adoptada de manera unánime por nuestra comunidad, reflejando nuestro deseo colectivo de salvaguardar nuestra historia y privacidad».
Solicitan a Netflix con esta declaración que, según el Ayuntamiento, versa sobre la Protección de la Historia y Privacidad del municipio, que «se abstengan de realizar cualquier producción basada en los hechos que afectaron a nuestro pueblo. Instamos a considerar la sensibilidad de nuestra situación y la importancia de nuestro derecho a decidir sobre nuestra historia y sobre su difusión pública».
Hechos reales y dolorosos. No es la primera vez que Netflix se enfrenta a críticas por su transformación en series y películas de acontecimientos trágicos reales, aunque sí es la primera que sucede con un accidente y no con un crimen. Por ejemplo, de ‘El caso Asunta‘, el juez instructor del caso afirmó que «me preocupa que se vuelva a cuestionar si la Justicia en España es correcta y si se manipulan las pruebas. Yo no juzgué a esas personas (Rosario Porto y Alfonso Basterra), me encargué de la instrucción. A ellos les juzgaron nueve jurados y determinaron su implicación en el crimen por unanimidad. Entonces, volver a intentar otra vez sembrar dudas…”
La moda del true crime, contra las víctimas. Uno de los casos en los que las producciones true crime (tanto las documentales como las de ficción) se encontraron con la oposición de los familiares de las víctimas fue el de Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, el niño de ocho años asesinado en 2018 por Ana Julia Quezada, que denunció en las redes sociales que algunas personas «están intentando lucrarse» con la muerte de su hijo. En una carta abierta abogaba por “un tratamiento adecuado de las noticias de sucesos”.
Un precedente mucho más espinoso. Es inevitable recordar, por la cercanía geográfica de lo narrado, la polémica que hace unos años rodeó al estreno de ‘Patria‘, elogiada serie de HBO basada en un libro del mismo nombre, también de Javier Aramburu. El estreno llegó acompañado de una campaña de marketing que, quizás buscando la polémica, equiparaba a víctimas y terroristas, aprovechando que en un capítulo de la novela había un pasaje de tortura policial, y que fue criticada por el propio Aramburu. La serie, sin embargo, mantenía el punto de vista siempre en el sufrimiento de las víctimas del terrorismo, así que finalmente HBO salió bien parada de aquella crisis.
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La noticia
Un pequeño pueblo vasco se opone al rodaje de lo nuevo de Netflix. El motivo: una tragedia sucedida en 1980
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Xataka
por
John Tones
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