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Tras ser despedida, la ex-empleada de una bodega aplicó una venganza extrema: derramar 60.000 litros de su mejor vinoRubén Andrés​

El momento del despido de un empleado es un momento de máxima tensión para el empleado que es despedido, pero también lo es para la empresa que le despide. Entre los sentimientos habituales que los empleados experimentan en esa situación se encuentra la ira.

Esa ira, en no pocas ocasiones, se convierte en venganza y las empresas deben poner especial atención para protegerse. Una lección que ya han aprendido en las Bodegas Cepa 21 de Valladolid.

El misterioso sabotaje. A las 3:30 de la madrugada del 18 de febrero de 2024, las cámaras de seguridad de la bodega captaban como una persona ataviada con un mono y gorro blanco se acercaba a los enormes depósitos donde descansaban los caldos de ese año de la bodega, y abría la llave de vaciado de al menos dos de ellos.

Como resultado, más de 60.000 litros de vino se malograban desaguándose por todo el suelo de la bodega con una precisión quirúrgica y en menos de dos minutos.

Ninguna puerta forzada. No faltaba nada: era un sabotaje. La persona que se coló en la bodega no forzó ninguna cerradura y no se echó nada en falta por lo que el robo quedaba fuera de la ecuación. Las primeras indagaciones de la policía ya apuntaron en la hipótesis del sabotaje por la precisión y la decisión en sus movimientos que captaron las cámaras.

El intruso conocía perfectamente las instalaciones y sabía dónde asestar el golpe más doloroso, por lo que las sospechas se volvieron hacia el entorno de la bodega. “Se movía como si conociese perfectamente dónde estaba”, declarabaen febrero el propietario de la bodega vallisoletana a La Vanguardia.

60.000 litros valorados en 2,5 millones de euros. La actuación vandálica no fue ejecutada al azar. La ahora detenida vació el contenido de solo dos de los cinco grandes depósitos de vino que había en ese almacén. Justo los que contenían los vinos de gama alta de la bodega: 20.000 litros de Horcajo con los que se pensaba sacar una producción de 28.000 botellas a razón de 54 euros cada una; y 20.000 litros de Malabrigo, que se vende en el mercado a 25 euros la botella.

El resto de la pérdida corresponde a las gamas medias y bajas de los caldos que produce la bodega. En total, se estiman unas perdidas de 2,5 millones de euros, en un golpe certero que apenas duró unos minutos.

La supuesta responsable: una exempleada despedida. La exempleada ahora detenida y puesta en libertad con cargos como presunta responsable del sabotaje, ha estado en el punto de mira de la policía desde que se descartó el robo como móvil. El vídeo del asalto mostraba una silueta que concordaba con la de una mujer, y su conocimiento del entorno en el que se movía la colocaban como principal sospechosa.

15 días para urdir una venganza. La bodega notificó a la empleada que no iban a renovar su contrato 18 días antes del suceso. La empresa no la obligó a abandonar las instalaciones de la empresa, por lo que la empleada continuó en su puesto de trabajo hasta tres días antes del suceso cuando terminó su contrato de un año con la bodega.

La empleada se ocupaba de tareas básicas, de mantenimiento y de vendimia, pero durante esos 15 días, tuvo tiempo para preparar su venganza. “Tuvo tiempo para hacerse con la clave de la alarma y con una llave para poder entrar en las instalaciones, y planear esa atrocidad, con la que echó a perder un vino de excelente calidad”, confirmabaJosé Moro, propietario de la bodega a El País.

El golpe se propinó con absoluta precisión. Tanta que ni siquiera el propietario de la bodega se percató del sabotaje mientras dormía en el edificio contiguo. El sabotaje no se descubrió hasta la mañana siguiente, cuando los empleados de la bodega dieron la voz de alarma.

Una segunda oportunidad. Pese a ser una de las principales sospechosas del sabotaje, el propietario de la bodega afirma que la mujer, que ahora ha sido detenida, volvió unas semanas después del asalto a pedirle de nuevo empleo.

El empresario ya sospechaba de ella por la correlación de su despido y el sabotaje, por lo que no le concedió una segunda oportunidad. “La sensación es de incredulidad total porque no tenía sentido, imaginamos que hizo eso por desviar la atención. No hay razón, aunque hubiera sido injusto el despido. Es una barbaridad. No tuvimos problemas con ella y nos quedamos sin palabras con lo que hizo”, explicaba el bodeguero en una intervención televisiva.

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Imagen | Cepa 21


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