Las hormigas son fascinantes. Esos pequeños insectos que a veces se cuelan en casa o que ves formando caminos cuando das un paseo por el campo, forman parte de colonias perfectamente estructuradas. Hay, literalmente, un número inimaginable de hormigas en la Tierra y muchas, muchísimas especies distintas. Son criaturas sorprendentes no porque haya 20.000 millones en el mundo, sino porque llevan millones de años habitando el planeta. Eso indica una cosa: saben adaptarse.
Y esa adaptación implica, como acaban de descubrir, la puesta en práctica de cirugía de guerra que, hasta ahora, sólo practicábamos los humanos.
Salvar a la hormiga Ryan. Erik Frank es un investigador de la Universidad de Lausana en Suiza. Y a Frank le gusta investigar a las hormigas. En 2017 publicó un estudio que revolucionaba la idea que teníamos de los insectos que viven en grupo. Se suele pensar que los insectos sociales hacen lo que es mejor para la colonia, para el grupo, pero también hacen lo mejor para un individuo particular. Y no nos referimos a la reina.
La hormiga Megaponera analis vive en África y se alimenta de termitas. Sólo come terminas y esto no es tan raro, pero en sus investigaciones, Frank observó que los grupos de exploración a veces no volvían con termitas al hormiguero, sino hormigas vivas de su propia especie. Esto extrañó al investigador y se preguntó por qué hacían esto, ya que esas hormigas heridas tenían una antena menos o les faltaba alguna pata.
Matemáticas. En un experimento… bastante cruel, por qué no decirlo (como los que ha seguido haciendo su equipo), Frank eligió 20 hormigas heridas al azar y las obligó a volver solas al hormiguero. El 32% murieron al ser cazadas por otros animales. Entonces, decidió marcar con pintura acrílica a hormigas heridas y observó algo curioso: cuando eran transportadas de regreso a casa, algo pasaba y, al día siguiente, volvían a realizar misiones contra las termitas.
En 53 misiones observadas, Frank vio que transportaron un total de 154 hormigas heridas al hormiguero. En sus cálculos, cada día las hormigas rescataban entre nueve y 15 de sus soldados heridos cada día y, para una colonia en la que sólo hay unas 13 crías nuevas cada día, rescatar a los heridos y ‘rehabilitarlos’ es casi una cuestión de Estado para mantener un buen número. Según sus cálculos, además, afirmaron que sin estas misiones de rescate, las colonias serían casi un 30% más pequeñas, por lo que, al final, salvar a las hormigas heridas sí es algo por el bien del grupo.
¡Pero que conocen los antibióticos! Hay que decir que no todas las hormigas heridas se llevaban a la base. Si había una herida de gravedad, con cinco patas menos y que se agitaba en el suelo, sus compañeras no las cargaban. Sin embargo, si tenían algún corte o amputaciones menos severas, se hacían una bola para que sus compañeras las llevaran a casa sin dificultades. Es fascinante, pero había una pregunta que responder: ¿qué ocurría esa noche para que la hormiga mutilada o herida estuviera como nueva para volver a salir de caza?
Y lo que el equipo descubrió fue que las hormigas sanas lamían las heridas de sus compañeras durante varios minutos. En otro experimento, privaron a hormigas heridas recibir ese tratamiento y descubrieron que el 80% murieron en las 24 horas siguientes. Repitieron, pero dejando que sus compañeras lamieran las heridas y las probabilidades de morir disminuyeron hasta sólo el 10%.
Tocaba averiguar por qué, así que el siguiente paso fue contener hormigas heridas en un ambiente estéril, donde descubrieron que, de ese 80% de probabilidad de muerte en un entorno natural, se pasaba a sólo el 20%. ¿Qué quiere decir eso? Que las infecciones en un entorno natural y sin recibir ayudas era lo que estaba matando a las hormigas heridas.
Cirugía de guerra. Esto, sin nada más, ya es un comportamiento fascinante por parte de las hormigas como entes individuales, pero va más allá. En un estudio publicado el pasado 2 de julio, el equipo de Frank cuenta que las hormigas no sólo conocen los antibióticos, sino también la cirugía. En esta ocasión, las protagonistas no son miembros de Megaponera analis, sino de las hormigas carpinteras de Florida, o Camponotus floridanus. Como sus primas subsaharianas, las hormigas carpinteras intentan lavar la herida para que no se infecte, pero si lo creen conveniente, pasan a amputar el miembro.
En sus experimentos, el equipo de Frank observó que trataron primero las heridas en el fémur de los caídos limpiando la zona y, después, mordiendo repetidamente la pata hasta conseguir una amputación limpia. Esa amputación tarda unos minutos en completarse y Frank señala algo muy interesante: «las hormigas son capaces de diagnosticar una herida, ver si está infectada y tratarla en consecuencia. El único sistema médico que puede rivalizar con eso es el humano».
Saben por dónde cortar. Algo peculiar es que no siempre recurren a la amputación cuando no queda más remedio. Cuando la herida es en la tibia, simplemente la tratan con las glándulas antimicrobianas, amputando únicamente si la lesión se ha producido en el fémur. Según sus observaciones, la intrincada musculatura femoral hace que la circulación sanguínea se ralentice, por lo que la sangre con bacterias en caso de infección tardará más en llegar al cuerpo y, por tanto, las hormigas ‘cirujanas’ tienen más tiempo para realizar la amputación.
En el caso de la tibia es al contrario: como tiene poco tejido muscular, la circulación sanguínea es más rápida, por lo que las infecciones se pueden propagar con mayor velocidad. Como se tarda unos minutos en amputar, las bacterias dañinas ya pueden haber entrado al cuerpo, por lo que los primeros auxilios se centran en limpiar la herida con las glándulas antimicrobianas.
No son especiales. Es una cirugía que funciona: la tasa de supervivencia para las lesiones de fémur mejoraron de menos del 40% a entre el 90% y 95% cuando se realiza la amputación. Y la supervivencia con el tratamiento de limpieza en lesiones de tibia mejoraron de un modo similar al de las hormigas subsaharianas: del 15% al 75%.
Y haber observado estos primeros auxilios en dos especies tan alejadas geográficamente implica que no es una característica única. Lo que sí es más singular es la amputación y, de hecho, los siguientes pasos de la investigación se van a centrar en observar a otras especies que no poseen glándulas antimicrobianas para ver si también realizan cirugías de guerra.
Imágenes y vídeo | Cell, Bob Peterson
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La noticia
Resulta que hay otra especie terrestre que cura a sus heridos y realiza amputaciones quirúrgicas: las hormigas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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