El mundo del lujo, los multimillonarios y las élites es tan llamativo y, al mismo tiempo, tan misterioso… Por ejemplo, Hamad Bin Hamdan Al Nahyan. ¿Quién es? Es posible que nunca hayas escuchado o leído ese nombre. Pues es uno de los miembros de la familia que gobierna Emiratos Árabes Unidos. ¿Y sabes qué? Que es mentira que la Gran Muralla China se vea desde el espacio, pero lo que sí se vio durante unos años fue el nombre de este jeque grabado en forma de canales de 3,5 km de ancho y un kilómetro de largo. Un capricho solo al alcance de alguien con una fortuna estimada de 21.000 millones de dólares.
Porque tener dinero por castigo permite darse ese tipo de caprichos caros. Caprichos como no un yate, sino un megayate de la talla del Kingdom 5-KR, un yate por cuyas cubiertas han paseado personalidades de lo más variopintas, desde traficantes de armas a actores de cine. Esta es su historia.
Nabila. Ese fue el nombre que recibió este barco cuando fue entregado a su primer dueño, el multimillonario saudí Adnan Khashoggi, en 1980. ¿Y de dónde viene el nombre? De su hija, Nabila Khashoggi. El considerado «rey de Marbella», donde tenía una mansión, era hijo del médico personal del rey saudí Abdulaziz. Eso, y traficante de armas, uno que estuvo involucrado en los conflictos de medio mundo, incluyendo el conocido como Irangate.
Su caída en desgracia ocurrió tras ser juzgado en Suiza por haber blanqueado 100 millones de dólares de origen filipino. Concretamente, del dictador filipino Ferdinand Marcos. En la década de los 80, Khashoggi fue considerada una de las personas más ricas del mundo y cada verano atracaba su Nabila en Puerto Banús, que por aquellos entonces era… pues bueno, Puerto Banús en los 80′. Khashoggi murió en el 2017 y, por aquellos entonces, el barco ya no le pertenecía a él.
Cómo es el Nabila. Este bicharraco flotante costó la friolera de [se aclara la garganta] 100 millones de dólares en 1980. Si ajustamos a la inflación, estamos hablando del equivalente a 410 millones de dólares actuales. De su fabricación se encargó la empresa Benetti y durante mucho tiempo fue de los megayates más grande del mundo con 85,65 metros de eslora; 13,25 metros de manga; 4,72 metros de calado y capacidad para 615.000 litros de combustible. Hoy los hay mucho más grandes, por supuesto.
Tiene cinco cubiertas y tripulación puede ser de hasta 52 personas. De la potencia se encargan dos motores NOHAB Polar de 3.000 CV que son capaces de mover este mamotreto a 20 nudos de velocidad máxima y 17,5 nudos de velocidad crucero.
¿Qué pasó con él? De todo. Durante su época como Nabila, el yate inspiró la canción ‘Kashoggi’s Ship‘ de Queen que dice, literalmente, «Todo el mundo se bebió mi vino, ya me entiendes. Y luego nos fuimos de vacaciones en el barco de Khashoggi». Asimismo, fue el barco de Maximillian Largo, el malo malísimo de ‘Never Say Never Again‘, la peli de James Bond (con Sean Connery, ojo). En la peli el barco se llama Flying Saucer.
Como Kashoggi empezó a tener problemas económicos, el traficante vendió su barco al Sultán de Brunei, que no tardó en vendérselo a otra personalidad bastante conocida: Donald Trump.
Y nace así el Trump Princess. Donald Trump compró el yate por 29 millones de dólares en el 1988 y lo primero que hizo fue cambiarle el nombre. De Nabila pasó a llamarse Trump Princess. Esta fue la primera de las múltiples reformas que hizo Trump, puesto que también añadió al barco todo tipo de comodidades, como una piscina en el solárium, una sauna, un cine, un ascensor, una discoteca y hasta un pequeño un hospital privado.
Recomiendo encarecidamente echar un vistazo a este reportaje de 1989 de la revista BOAT que incluye fotos de cómo era el yate por dentro por aquellos entonces. No tiene desperdicio. La reforma se completó en el año 1989 y claro, los juguetes hay que renovarlos, así que Trump anunció el Trump Princes II.
Dato curioso: la empresa que reformó el Nabila fue Amels. También fue la empresa que iba a hacer el Trump Princess II. Pues en el año 1990, Trump compró ese astillero. Sin embargo, una serie de problemas económicos derivaron en la venta de Amels a Peter Kutell (otro hombre de negocios), el cese de la construcción del Trump Princes II y la venta del Trump Princess original. ¿A quién?
Al Príncipe Al-Waleed. Ocurrió en el año 1991. Trump vendió su barco al príncipe Al-Waleed bin Talal, quje es el nieto del primer rey de Arabia Saudí, Abdulaziz. Billonario como no podría ser de otra forma, Al-Waleed compró el barco por 19 millones de dólares y le cambió el nombre. De Trump Princess pasó a llamarse Kingdom 5KR.
El origen es el nombre de la empresa del príncipe, Kingdom Holding Company; su número de la suerte (el 5) y las iniciales de sus hijos (K y R). En el momento en que se escriben estas líneas, el barco se encuentra atracado en el puerto de Motril.
Imagen de portada | Wikimedia Commons
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La noticia
Lo que habrán visto las cubiertas de este megayate. Kingdom 5-KR: el yate de traficantes de armas, de Trump y del jeque Al-Waleed
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
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