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Llevo más de 10 años fotografiando lanzamientos de cohetes, solo Starship me ha derretido una cámaraMatías S. Zavia​

Manuel Mazzanti nació en Argentina. De chico tenía colgada en su habitación una foto del transbordador espacial. Quería ser astronauta. Estudió Astronomía durante cuatro años en La Plata, pero antes de terminar la carrera empezó a trabajar en el mundo del marketing, que lo llevó a México y Estados Unidos.

15 años después de aparcar su pasión por el espacio, decidió tirarse a la piscina: dejó su trabajo y se fue a vivir a la Costa Espacial. En 2013, Mazzanti se convirtió en el único reportero de habla hispana en Cabo Cañaveral.

¿Cómo llegas a ser reportero y fotógrafo de lanzamientos espaciales?

Cuando llegué a Miami por trabajo, estaba tan cerca del Centro Espacial Kennedy que empecé a venir cada vez más. Un día, allá por el 2009, la NASA hizo el primer Tweetup. Twitter estaba en los albores, pero yo era un usuario bastante activo en temas espaciales. La NASA invitó a algunos tuiteros, y me seleccionó. Fui a ver un lanzamiento al sitio de prensa, un lugar del que tenía fotos de chico en mi cuarto.

A partir de ese momento, me empecé a acreditar como medio, y por suerte pude cubrir las últimas misiones del taxi espacial para varios portales en Latinoamérica. Hacía fotografías y artículos. Luego vino la época de la comercialización. En 2010 vi el primer lanzamiento de la nave Dragon de SpaceX desde la azotea del edificio de ensamblaje de vehículos (VAB). Fue un momento histórico.

Cada vez que había una misión importante, agarraba el auto, manejaba hasta Cabo Cañaveral, y a veces se cancelaba el lanzamiento a mitad de camino. Me volvía, iba de nuevo y se cancelaba otra vez. Al otro día volvía a ir. Me he quedado en casi todos los hoteles que uno se pueda imaginar. He llegado a estar aquí 10 días antes de que se lance el cohete. Era una cosa que me desgastaba bastante porque yo seguía trabajando.

En 2013 tomé la decisión de renunciar a mi trabajo corporativo y dedicarme full time a la fotografía espacial. Y un día se me ocurrió darle la vuelta a la cámara. Me costó porque, aunque no lo parezca, soy bastante tímido, pero pasé de 10 likes a 300. De los 20 reporteros permanentes que había entonces en el Centro Espacial Kennedy, me convertí en el único que contaba lo que estaba pasando en español.

¿Ha cambiado mucho Cabo Cañaveral desde aquel año 2013?

La Costa Espacial en los años 60 era un boom, era el lugar elegido por la Fuerza Aérea para lanzar los primeros satélites, después las primeras misiones tripuladas, el proyecto Mercury, Gemini, Apollo. Empezaron a llegar cientos de miles de ingenieros y militares con sus familias. Era el lugar dedicado a la industria espacial. Luego hubo una actividad económica importante alrededor del shuttle.

La Costa Espacial entró en decadencia tras la retirada del shuttle; con SpaceX ha habido un nuevo boom económico

Después, la NASA bajó la cortina y la Costa Espacial entró en decadencia. Fue una tristeza a nivel económico durante varios años. Las veces que uno venía para un lanzamiento ya no eran lo mismo, habían cerrado cantidad de hoteles y restaurantes. La quietud del lugar era sorprendente.

Con SpaceX ha habido otro boom económico. Si no me equivoco, la Costa Espacial es la tercera región en crecimiento económico del país. Creo que la NASA, al levantar la mano y llamar a la licitación de empresas privadas, primero para lanzar carga y después para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional, dio en la clave.

Muchas empresas vinieron a invertir y hoy el Centro Espacial Kennedy se ha transformado en un multipuerto que alberga a la NASA, a SpaceX, a Blue Origin, a ULA, a un montón de otras empresas que están llegando con sus propias sedes e ingenieros. Uno ve edificios nuevos por todos lados. Gente joven que viene con sus hijos.

Imagen: Manuel Mazzanti

¿Cómo es el proceso de colocar las cámaras antes del lanzamiento?

Dependiendo de qué plataforma se use, nos presentamos en el Centro Espacial Kennedy de la NASA o en la Estación de la Fuerza Espacial y nos llevan en van adonde está el cohete, que es un tramo de 20 minutos.

Llegamos a la plataforma y tenemos un máximo de una hora para grabarnos y poner las cámaras. Yo pongo mis trípodes, decido qué tipo de foto quiero sacar, la composición, la dejo ‘seteada’ y después hago un vídeo explicando que mañana lanza este cohete, va a pasar esto y tal.

Al día siguiente lanza, y cuatro o cinco horas después, o bien al otro día, nos volvemos a juntar para ir a buscar las cámaras, pero muchas veces hay una cancelación antes del lanzamiento y hay que volver a repetir el proceso o dejar las cámaras por 48 horas en lugar de 24.

¿Qué equipo usas y cómo configuras las cámaras?

Uso dos cámaras DSLR normales: la 5D Mark II y la 60D. Tenía dos 5D Mark II, pero una me la destruyó la Starship. Tanto de día como de noche, la cantidad de luz es impresionante. Uno trata de dejar la cámara lo más boba posible, sin enfoque automático. No quiero que cuando el cohete sea una bola de fuego el autofoco esté pensando: «uy, ¿qué es esto?».

Una de las grandes frustraciones de un reportero espacial es que el 99% de la gente no tiene idea de qué es lo que está pasando

Dejo la cámara en enfoque manual y el objetivo y los parámetros dependen de si quiero sacar una panorámica general o un detalle del cohete. Una foto general del lanzamiento es una foto normal donde voy a usar el ISO lo más bajo posible para que tenga el menor ruido, y a una velocidad normal. Le pongo cinta de carrocero para que no se mueva y un sensor de sonido conectado al disparador de la cámara que en cuanto detecta un sonido a tal nivel, hace que la cámara dispare.

Una cosa que aprendí es a ponerle calentadores de manos a las lentes. Me acuerdo de un lanzamiento SpaceX como a las 4 de la mañana. Las cámaras estaban protegidas, pero las lentes quedaron totalmente empapadas con el rocío y en las fotos no salió más que una bola naranja. Entonces escuché a unos colegas hablar de calentadores de manos que se usan en la nieve o en un lugar muy frío para producir calor en las manos. Se lo ponemos arriba de la lente con una gomita y dura 12 horas.

La Starship te derritió una cámara. ¿Hay mucha diferencia —en el sonido, en las vibraciones…— entre un lanzamiento normal y el de este cohete gigante?

Sí, se nota en todo sentido. Se nota desde que uno lo ve. La primera vez que fui a ver una Starship fue para una presentación de Elon Musk, bastantes meses antes del primer lanzamiento, y ahí me di cuenta por primera vez de que esto es un monstruo. Se nota hasta en el movimiento y el ruido del sitio de producción en Starbase, donde la están construyendo. Esa sensación de urgencia yo no la había vivido antes en ningún lado. Grúas, ruidos de alarma de grúas que van para atrás, martillazos, tierra. Y estaban construyendo un supercohete.

Cuando vi el cohete de cerca me dio un poco de miedo estar parado ante algo de 120 metros de altura, nueva metros de diámetro. La torre de por sí es muy intimidante y Boca Chica no está preparada. SpaceX nos invitó a ver el lanzamiento al sur de South Padre Island, donde hay un anfiteatro que es la puntita de la isla. Estábamos a 8 km y el lanzamiento era una cosa tremenda. El ruido fue impresionante, no me quiero imaginar cuando lance desde acá.

Hay dos plataformas de lanzamiento de Starship planeadas para Cabo Cañaveral, una de ellas en fase avanzada de construcción. ¿Cómo se lo están tomando los locales?

Hoy se celebra la primera reunión exploratoria. La Administración Federal de Aviación, la FAA de Estados Unidos, ha invitado a los vecinos de la Costa Espacial a entender qué es esto de Starship y cómo va a influir en el medio ambiente y el ecosistema. La FAA está obligada a informar a la población: «señores, miren, esto es lo que va a venir, este es el impacto que va a tener, queremos informarles». Después hay audiencias públicas.

Salió la noticia de que Starship va a estar lanzando una vez por semana. lanzar Starship una vez por semana desde acá, más aterrizajes… hay que ver cómo le afecta a gente que vive acá. Habrá a quien no le interese y quiera vender su propiedad. Esto tiene muchas implicancias.

Imagen: Manuel Mazzanti/PLD Space

Estuviste en la costa de Huelva, en España, para el lanzamiento del Miura 1 de PLD Space. No había otros periodistas, tuviste la oportunidad de ser el fotógrafo del primer lanzamiento de una empresa española. ¿Cómo se vivió?

Me encantó, no veo la hora de volver. Raúl, Ezequial y todo el equipo de mission control son superabiertos. Tuve la posibilidad de estar con todos, comer, celebrar, ver el briefing de misión antes del lanzamiento y fue una emoción muy importante, previa a algo que era histórico. Ellos mismos sabían que era un momento histórico. El lugar era espectacular, una base aérea en un pinar con unos acantilados que dan a la playa.

La verdad es que es un lugar paradisíaco, y el lanzamiento se vivió con una emoción difícil de describir. También me sorprendió el profesionalismo, parecía que era el lanzamiento número 20. Desde los procesos hasta la forma de comunicarlo. Al tener la suerte de haber estado en tantos lanzamientos y saber cómo comunican las empresas estadounidenses, ver a los chicos de PLD Space hacer el streaming con el contenido tan cuidado, cómo comunican… me dio mucho gusto.

Y yo disfruté muchísimo el hecho de poner las cámaras tan cerca de la plataforma, porque era un cohete muy chiquito comparado con los cohetes a los que les saco fotos normalmente. Con un Falcon 9 mi cámara está a 50 metros, con el Miura 1 estaba a 10 metros. Tuve que recalibrar un montón de parámetros, pero por suerte todo salió bien.

¿Hay alguna foto que haya marcado tu carrera?

Imagen: NASA

Yo tenía colgada en mi cuarto desde muy chiquito una foto del taxi espacial tomada desde el sitio de prensa de la NASA, que se ve el cartel con la cuenta regresiva, la bandera de Estados Unidos, la pluma y el shuttle despegando. Y fue justamente con el primer Tweetup que llegué a ese lugar y dije: no lo puedo creer, estoy acá. Veo el cartel, veo la plataforma a lo lejos, veo la bandera. Esa foto me marcó mucho y siempre fue un objetivo, entonces me pareció increíble haberla podido hacer.

¿Sigues soñando con ser astronauta?

Creo que se me fue. Sí me gustaría, por supuesto. Pero no me vuelve loco. Creo que entendí que mi lugar hoy por hoy es contar la historia. Si en algún momento se me da, me encantaría. Nunca diría que no. Pero tengo la sensación de que quiero aportar mi granito de arena y la forma de hacerlo es contar por qué es tan importante la carrera espacial y por qué es importante para la vida del hombre en la Tierra. Por qué nos mejora la vida acá, a mucha gente.

Una de las grandes frustraciones de un reportero espacial es que el 99% de la gente no tiene idea de qué es lo que está pasando, ni que tenemos una estación espacial, ni que tenemos gente viviendo en el espacio desde hace 20 y pico de años, ni toda la ciencia que pasa. ¿Qué es estar en órbita? ¿Desde dónde lanzan los cohetes? Ni siquiera en Estados Unidos hay un conocimiento, mucha gente se cree que lanzan desde Houston.

¿Cuáles son los tres lanzamientos más significativos que has cubierto?

Uno es el último del shuttle, la misión STS-135 Atlantis. Fue un sabor agridulce, sabíamos que iba a ser el último lanzamiento y aterrizaje. Cubrir el aterrizaje fue triste, pero al mismo tiempo sensación de «wow, qué suerte que puedo estar acá».

Otra misión que me marcó fue el primer vuelo del Falcon Heavy el 6 de febrero del 2018, si no me equivoco. Sentí que la costa espacial empezaba a revivir otra vez. Fue como si hubieran vuelto a lanzar el shuttle, miles y miles de personas llegaban con casas rodantes, todo el tráfico parado, la gente en el sitio de prensa dos días antes, cosa que no es habitual. Era como la primera vez que una empresa privada iba a lanzar un heavy booster y fue muy emotivo.

La tercera, sin duda, Demo-2: el primer Falcon 9 con personas a bordo, los astronauta Bob Behnken y Doug Hurley. Casi 10 años después de la última misión del shuttle, tuve la chance de fotografiar un cohete con tripulación y decir: empezamos de vuelta por fin.

A veces parece increíble estar festejando cosas que se lograron hace 60 años. Celebramos que un cohete con una capsulita lance a dos personas cuando en realidad lo hicimos en los años 60 varias veces. Pero es una empresa totalmente privada, es una cápsula privada, es el puntapié inicial para algo nuevo. Y bueno, ahora viene Starship.

Imagen | SpaceX, Manuel Mazzanti

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Llevo más de 10 años fotografiando lanzamientos de cohetes, solo Starship me ha derretido una cámara

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