Llevo jugando al tenis toda mi vida y aunque a principios de los 2000 empecé a oír hablar del pádel, no empecé a jugarlo con regularidad hasta mucho más tarde. Sin embargo, acabé mudándome de casa a una urbanización con pista de pádel. Conocí a gente que jugaba y eso me dio la oportunidad de jugar partidos con cierta frecuencia.
El tenis ha acabado pasando a un segundo plano porque era más difícil encontrar gente que jugara, pero sobre todo porque el pádel es un deporte mucho más asequible. Jugar bien es difícil, sí, pero la curva de aprendizaje para quienes no han jugado nunca es mucho más suave.
Además está el hecho de que se juega casi siempre a dobles. Eso teóricamente haría más difícil encontrar «tanta» gente, pero hace que se añada ese ingrediente tan especial de compartir la experiencia con tu compañero —que por supuesto, siempre tiene la culpa si pierdes el partido— y con la pareja contraria.
Durante unos años la mecánica era esa: jugaba solo con amigos y conocidos en la pista de casa o en pistas de otras personas que también disponían de ellas en los sitios donde vivían. Me apunté a clases porque el pádel tiene más intríngulis del que parece —maldita bandeja—, y poco a poco fui mejorando y disfrutando de partidos cada vez más intensos.
Pero claro, el círculo de gente no cambiaba. Los grupos de WhatsApp eran la opción, y también estaban los «ránkings», ligas en las que ibas bajando o subiendo de división en pequeños grupos.
Sin embargo, esas ligas se convertían para mí casi en un compromiso —perseguir a la gente para organizar los partidos consume un tiempo sorprendente, y a veces también la paciencia—, y acabé por centrarme en seguir jugando con gente conocida. Ya se sabe: mejor malo conocido. Hasta que llegó una pequeña app que se ha convertido en una curiosa revolución para este deporte.
Llega Playtomic
Tras cierto tiempo, acabé empezando a jugar en unas instalaciones de pádel cercanas a mi casa, y allí tenían una aplicación curiosa en la que no solo podías reservar pista, sino también jugar con otros miembros registrados de esas instalaciones.
El funcionamiento era sencillo: para hacerte miembro pasabas una prueba de nivel con uno de los profesores de las instalaciones. Tras 5 o 10 minutos peloteando con el profesor y jugando un pequeño partido individual te daban una puntuación de 0 a 7, lo que te permitía luego organizar partidos en los que todos los participantes tuvieran un nivel similar.
La idea era genial, pero se limitaba a ese club específico. Jugué de vez en cuando con ese sistema y me parecía muy buena idea, pero pocos meses después de aquello, el club cambió de aplicación para adoptar una de la que por entonces no había oído hablar.
Su nombre: Playtomic.
La herramienta planteaba la misma idea, pero la llevaba más allá, porque en lugar de reducirse a un solo club o unas instalaciones específicas, reunía un conjunto de clubs e instalaciones y unificaba a todos los jugadores de todas ellas. En todas se usaba el mismo sistema —prueba inicial para asignar nivel—, y a partir de ahí podías buscar partidos ya creados con gente de un nivel similar, o bien crearlos tú.
La evolución de la aplicación desde entonces ha sido vertiginosa y (bajo mi punto de vista) muy acertada. Su popularidad ha explotado y hoy por hoy se ha convertido en un monopolio de facto en este segmento. Playtomic es al mundo del pádel en España lo que Google es en el mundo de los buscadores, o lo que Amazon es en el mundo del comercio electrónico. Todos acabamos usándolos.
Siguen los partidos con amigos, siguen los grupos de WhatsApp, los ránkings o los torneos independientes organizados por clubes e instalaciones, pero la forma fácil y natural de encontrar un partido rápido es, sin duda, Playtomic.
Y el mérito es de ellos.
Una app que es también una red social
Playtomic ha crecido de una forma brutal en los dos o tres últimos años, y poco a poco más y más instalaciones se han unido a la plataforma, convertida en algo así como en un marketplace de clubes y partidos. Es un intermediario eficaz que permite «redirigir tráfico» a los clubes logrando que jugadores que quizás no los habían visitado lo hagan gracias a Playtomic.
Es, además, una singular red social en la que los aficionados al pádel pueden conectar y conocerse. Como ocurre en Facebook o Instagram, en Playtomic cualquier jugador tiene una lista de seguidores y otra de seguidos: una vez te conectas con alguien, eso permite que si organiza o se apunta a un partido, te enteres con notificaciones y te unas al partido si te apetece y puedes hacerlo.
De hecho una de las secciones de la aplicación es «Comunidad». Yo no la uso, la verdad, pero plantea precisamente un «feed» con actualizaciones de otros aficionados que por ejemplo comparten sus resultados en los partidos. En esta sección te animan además a seguir a otros usuarios (o grupos), incluidos jugadores profesionales que forman parte de la red social como Ale Galán.
Esa parte social, por cierto, también tiene sus riesgos: como apuntaban en El Confidencial, hay mujeres que están teniendo experiencias negativas con Playtomic porque hay quienes parecen querer usar esa parte de la app como una especie de Tinder.
Como decía, no es algo que yo utilice, pero desde luego muestra esa vocación por ir un poco más allá de la «app para encontrar partidos». Que ojo: no solo son de pádel, sino también de tenis e incluso de pickleball, otra variante del tenis que está teniendo mucho éxito en Estados Unidos y que comienza a conocerse aquí.
Jugando y conociendo a jugadores, toda una experiencia
Y luego, por supuesto, está la experiencia de usar la aplicación para encontrar partidos y jugar. La parte social es curiosa, sí, pero al menos en mi caso Playtomic es el Google de los partidos de pádel. Es perfecta para encontrar partidos de tu nivel, pero además plantea otras opciones.
La primera, la de solicitar entrar en partidos en los que teóricamente no podrías por rango de nivel. Yo tengo actualmente un 4,64 y alguien organiza un partido aceptando niveles de entre 4,8 y 5,4 por ejemplo —al crear el partido eliges ese rango—, no podría entrar, pero la app ofrece una sección de «Solicita tu plaza» en la que saldría ese partido.
Podría entonces pedir que me acepten a pesar de que tengo algo menos del nivel, y el creador del partido decide (junto al resto de jugadores que se hayan inscrito) con una pequeña votación Sí/No. Quien solicita entrar a partidos que se salen de su nivel (tanto por encima como por debajo) puede además entrar al chat del partido con el resto de jugadores inscritos para explicar por qué se quiere apuntar, y a menudo esas explicaciones permiten entrar en esos partidos.
Por ejemplo, hace unos días jugué de compañero con un chico que tenía un 2,84. A priori eso significaría que tendría un nivel bastante más bajo, pero como me explicó él, apenas usa la app y tras jugar con más gente de Playtomic estimó que en realidad tenía más o menos un 5. Y efectivamente, así fue: el partido fue fantástico y el chico jugaba muy bien, desde luego mejor que yo.
La segunda, la de poder elegir entre un partido amistoso y uno competitivo. En los partidos amistosos no te juegas nada —más allá del honor, que ojo, tiene su aquel, como luego comentaré—, y tanto si ganas como si pierdes el resultado no afecta a tu nivel.
En cambio en partidos competitivos la victoria o derrota hace que ganes o pierdas unas centésimas que dependen de varios factores. Ahí influye el resultado (no es lo mismo ganar 6-0, 6-0, que 6-7, 7-6 y 7-6), el nivel de los contrincantes (no es lo mismo que yo gane a una pareja nivel 4,0 más o menos que a una con una media de 5,0) y un último parámetro curioso: la votación de los jugadores. Al finalizar el partido, puedes elegir si tu compañero y contrincantes eran peores, iguales o mejores que el nivel que muestra su perfil. Yo, por ejemplo, hubiera puesto que mi compañero de 2,84 del otro día era claramente mejor, lo que le hubiera hecho ganar más centésimas, pero no pude porque aquel partido fue amistoso.
Esa puntuación de nivel es también un importante anzuelo para que muchos inevitablemente «se piquen», tanto en el buen sentido como en el malo. Sigo jugando más con amigos que en Playtomic, pero se oyen historias de gente que usa ciertas técnicas para lograr subir de nivel un poco artificialmente. Eso no importa demasiado, porque quienes lo hacen suelen acabar encontrándose con gente que, si realmente tienen ese nivel, será muy difícil de ganar.
La tercera opción interesante que plantea Playtomic es para mí especialmente útil. Hasta no hace mucho la app solo permitía organizar partidos en clubes. Los precios de las pistas de pádel se han visto contagiados de la inflación, y aunque varían siguiendo la ley de la oferta y la demanda (es más barato jugar un laborable por la mañana, cuando la gente suele trabajar, que hacerlo a las 20:00), el coste ha ido subiendo.
Es normal que un partido de 90 minutos le cueste 9 o 10 euros a cada jugador —lo que una entrada de cine, pero aquí sudas— si quiere jugar por la tarde en una pista de un club de mis alrededores. Los precios varían sensiblemente entre zonas y provincias, pero en general jugar en clubes se está convirtiendo en un pequeño lujo. Aquí hay también una clara evidencia del éxito de Playtomic: hay más gente jugando a pádel, usando la app y organizando partidos, y la oferta de pistas disponibles en clubes no crece al mismo ritmo. Más demanda e igual oferta hacen que los precios normalmente se incrementen. Yo nunca he tenido problemas en reservas o pagos, pero hay malas experiencias en este apartado.
Pero afortunadamente, desde hace unos meses Playtomic permite además que aquellos que tengan una pista en casa puedan organizar partidos en ella y establecer el coste que consideren oportuno. En mi pista solo hay que pagar cuando se juega con luces, así que si es el caso pido una aportación de un euro para pagar esa parte entre todos, y listo. La existencia de esa opción hace que Playtomic sea cada vez más una alternativa también a los típicos grupos de WhatsApp, y los partidos son a menudo gratuitos, lo que facilita que quienes quieren jugar mucho sin gastar demasiado puedan hacerlo.
Como decía, los partidos competitivos tienen ese componente y pueden provocar ciertos nervios y tensiones, pero eso también puede ocurrir en los amistosos porque hay gente a la que no le gusta perder ni a las chapas, como suele decirse. Mi experiencia con Playtomic y con partidos competitivos y amistosos es de hecho idéntica: te encuentras con gente fantástica, pero también hay malos ratos. Aquí hay quizás un pequeño margen de mejora para Playtomic, que sí te permite valorar el partido en términos generales, pero que (lógicamente) evita que la plataforma acabe siendo un campo de batalla entre usuarios que se acusan los unos a los otros de todo tipo de problemas y malentendidos.
Que es lo que suelen ser casi siempre. Malentendidos que pueden convertirse en algo más si los ánimos se calientan. Yo soy bastante competitivo, pero tengo claro qué tipo de partidos estamos jugando: no somos profesionales y no estamos jugando Wimbledon, pero hay gente que se toma muy en serio —en mi opinión, demasiado— esos encuentros, cuando para mí lo principal es pasar un buen rato. Mi actitud en la pista, salvo en una ocasión —fue culpa de los contrincantes, por supuesto, qué os voy a decir—, es siempre muy relajada y amistosa, y lo que quiero es pasar un buen rato. Y si puedo ganar, mejor.
Pero como en cualquier deporte competitivo, insisto, no todo el mundo es igual y las anécdotas son casi infinitas: cualquier que haya jugado en Playtomic las tiene, porque si jugar con amigos y conocidos ya puede derivar en algún pique más o menos sano —también los he vivido—, cuando juegas con desconocidos la cosa se amplifica bastante. De todo hay en esta vida, y el pádel es una prueba de ello.
Lo bueno es que en Playtomic se van guardando los resultados y eso permite recordar partidos y compañeros hasta cierto punto. Aquí diría que no estaría de más añadir quizás un apartado privado de «(me gustó / no me gustó) jugar con este jugador» porque al cabo del tiempo la experiencia con los jugadores se difumina, y uno no se acuerda de qué tal fue aquello a la hora de repetir.
Con todo y con eso, Playtomic se merece todo el éxito que está teniendo. Es una aplicación fantásticamente diseñada y con un funcionamiento que al menos bajo mi punto de vista es casi perfecto. Y lo es porque encontrar gente para jugar al pádel nunca ha sido tan fácil. Casi no parece una app española: se diría que la han creado en Silicon Valley. Pero no. Un verdadero ejemplo de que las cosas se pueden hacer igual de bien (o mejor) en cualquier parte del mundo.
En Xataka | Nadar está bien. Yo lo hago con unos cascos de conducción ósea y la experiencia es sencillamente fantástica
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La noticia
Llevo años jugando al pádel y creo que Playtomic es un invento absolutamente genial
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
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