Jesús fue crucificado, murió, fue enterrado en una tumba propiedad de José de Arimatea y resucitó al tercer día. Durante los 40 días posteriores se apareció a varios de sus discípulos y seres queridos antes de ascender y sentarse a la diestra de Dios. Esa es la creencia cristiana, pero… ¿y si no hubiese sido así? Desde luego, un pueblo japonés no se cree esta historia e, incluso, opinan que la crucifixión fue un gran engaño urdido por el propio Jesucristo.
Esa es una teoría apócrifa sobre la vida y muerte de Jesús y la base tampoco es que sea demasiado sólida (no vamos a engañarnos). Donde sí ha habido más motivo de discusión a lo largo de los años es en la resurrección. Es cierto que estamos cerca de la «resurrección» celular, pero ¿puede alguien resucitar y caminar como si nada? Es complicado, pero hay una serie de teorías que buscan explicar esa resurrección de Jesús. Y tiene su propio nombre: la hipótesis del desmayo.
Motivos para dudar de la crucifixión. Antes de nada, la hipótesis del desmayo no niega que Jesús fuera crucificado, simplemente intenta explicar cómo alguien que ha muerto puede resucitar. Entre los argumentos que buscan una explicación más terrenal están los que piensan que Jesucristo murió demasiado rápido en la cruz, pero esto realmente implicaba un montón de variantes. Se pueden producir muertes en minutos, horas o días y depende del estado físico de la persona, de la gravedad de sus heridas, de si éstas se habían infectado o si experimentaban un golpe de calor o un fallo cardíaco.
Pero bueno, los críticos con la versión oficial afirman que la muerte fue demasiado rápida y que, además, no hay registros de testigos presenciales que vieran el cadáver de Jesús tras la crucifixión.
La hipótesis y la droga. Fue a mediados del siglo XVIII cuando el teólogo Karl Friedrich Bahrdt sugirió que Jesús fingió su muerte. Utilizando alguna droga proporcionada por el evangelista Lucas, Jesús simuló morir en la cruz para, cuando fuera puesto a buen resguardo, reaparecer como un mesías espiritual que diera fe a la humanidad. Va más allá, ya que Jesús sí habría permanecido en la tumba de José de Arimatea, con quien compartía un vínculo debido a que ambos eran miembros de la secta mística de los esenios.
Poco después apareció una teoría similar que defendió que los miembros de una sociedad secreta, vestidos de blanco, estaban velando la tumba cerrada de Jesucristo hasta que oyeron ruidos procedentes de su interior. Era Jesús recuperando la consciencia, por lo que decidieron abrir la tumba para sacarlo de ahí. A partir de esas primeras teorías surgieron otras que ya no defendían la idea de la ficción orquestada por Jesucristo, sino un desmayo o coma debido a las brutales condiciones de la cruz y la recuperación de la consciencia en la tumba gracias a las condiciones de aire fresco y humedad.
Fantasiosa. Por tanto, no hay sólo una hipótesis del desmayo, sino varias versiones que coinciden en detalles. También hubo una corriente que defendió que, tras la resurrección, Jesús viajó a India, teólogos musulmanes también dieron su versión de esta hipótesis y, desde finales del siglo XIX hasta ahora, es algo que se ha manifestado en obras de pseudohistoria. Sin embargo, desde el nacimiento de la hipótesis, ésta ha sido criticada por expertos médicos. La Revista de la Asociación Americana de Médicos refutó todo esto afirmando que Jesús estaba definitivamente muerto cuando fue bajado de la cruz.
Y no sólo por las condiciones de la propia crucifixión o las heridas previas, sino por el lanzazo recibido en el costado que habría perforado el pulmón derecho, el pericardio y el propio corazón. Esa postura ha sido defendida en varias ocasiones, afirmando que la pérdida de sangre producida por los latigazos y el agotamiento llevando el travesaño de madera al Gólgota habrían debilitado tanto a Jesús que la muerte se habría producido debido a asfixia por agotamiento y, posteriormente, por la estocada.
No había drogas tan potentes. Muriera por un cúmulo de circunstancias o por la estocada con la lanza, otro argumento que investigadores posteriores esgrimen para criticar la hipótesis del desmayo es el de que no había drogas lo suficientemente fuertes como para detener el dolor que Jesús había experimentado y, por tanto, poder fingir la muerte. Aunque esa fuera una intención, el estado del cuerpo y la estocada habrían terminado con él.
Otro punto interesante es el expuesto por el patólogo Frederick T. Zugibe. Califica la hipótesis como refutada por la evidencia médica y, entre sus argumentos, está el de que los clavos que penetraron los pies de Jesucristo habrían hecho que éstos se hincharan, provocando no sólo un dolor severo, sino una hinchazón e infección que habrían impedido que caminara durante meses, lo que impediría que, tras su resurrección, visitara a nadie.
Hay más. Jesucristo es una de las figuras sobre la que más se ha escrito y teorizado y existen más teorías que intentan explicar esa reaparición tras la crucifixión. Una es la teoría de la sustitución, que defiende que Jesús tenía un gemelo o un doble que, o bien murió por él o se personificó tras la muerte del verdadero Jesucristo.
Otra hipótesis es la del robo del cuerpo. Por la misma, que la tumba estuviera abierta no fue fruto de la resurrección de Jesús, sino porque alguien robó su cuerpo. Pudieron ser los discípulos y su familia o, simplemente, ladrones de tumbas.
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La noticia
La teoría apócrifa que dice que Jesucristo no murió «en la cruz», sino poco después al ser bajado
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Xataka
por
Alejandro Alcolea
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