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Japón quería acabar con la falsificación de billetes. Ha terminado condenando a miles de máquinas expendedorasCarlos Prego​

Japón acaba de recordar una sensación que no vivía desde hacía 20 años: el estreno de billetes. Hace una semana su banco central empezó a emitir una serie de nuevos billetes de 1.000, 5.000 y 10.000 yenes, cada uno ilustrado con el rostro de una figura destacada de la historia reciente del país y reforzado con tecnología «anti falsificación». El cambio puede parecer una simple curiosidad, pero supone un quebradero de cabeza para no pocos negocios a los que ahora les toca afrontar un dilema compliacdo: apostar por los pagos sin efectivo o rascarse la cartera.

El motivo es sencillo. En un país como Japón, aficionado al dinero físico, hay millones de máquinas expendedoras repartidas por todos lados.

Y muchas no serán capaces de funcionar con los nuevos billetes.

Japón, de estreno. El 3 de julio de 2024 será una fecha para recordar en la historia numismática de Japón. Su banco central (BoJ) emitió ese día 1,6 billones de yenes de una nueva serie de billetes de 1.000, 5.000 y 10.000 yenes. En ellos se verán, respectivamente, los retratos de Shubusawa Eiichi, Tsuda Umeko y Kitasato Shibasaburo, personajes destacados de la vida económica, cultural y social del Japón de la segunda mitad del siglo XIX y la primeras décadas del XX.

Pero… ¿Por qué el cambio? La decisión es relevante por varias razones. La primera es que hacía dos décadas que no se realizaba una operación así en Japón. La segunda, más allá de los retratos y su simbolismo, es que el banco central quiere ponérselo todavía más difícil a los falsificadores, cuya actividad ha descendido ya de forma notable: en 2023 se detectaron apenas 681 billetes falsos, muy lejos de los casi 26.000 de 2004. Para avanzar en esa línea, los nuevos diseños —que convivirán con los antiguos, aún de curso legal— incluirán un blindaje extra.

«Cuentan con las últimas características de seguridad, incluidos hologramas en 3D», precisa el organismo. Para que su manejo resulte más fácil a los extranjeros también han agrandado los números arábigos que indican su valor nominal.

«Un impulso a la economía». La llegada de nuevos billetes podría tener más efectos en la economía del país. La semana pasada, durante un acto celebrado en el BoJ, el ministro Fumio Kishida mostró su deseo de que «aporten un impulso a la economía» del país. Para empezar, el Instituto Nomura calcula que adaptar la infraestructura para su uso movilizará miles de millones de dólares.

Basándose en experiencias previas, hay analistas que esperan que haya familias con ahorros en efectivo que se animen a ponerlos en circulación. Tal vez parezca una cuestión menor, pero Fortune cita a un experto que calcula que a finales del año pasado las familias niponas acumulaban miles de millones de yenes en billetes guardados en sus hogares. En esta ocasión la inflación podría incentivarlos a dar otro uso al dinero parado en casa, destinándolo a inversión, gasto o depósitos.

Un país fiel al efectivo. La emisión de nuevos billetes es noticia en cualquier país, pero en Japón lo es probablemente más. El motivo, reconoce el BoJ, es que «a pesar de la tendencia hacia los pagos sin efectivo», aún hay mucha gente que utiliza el efectivo en sus transacciones. En 2023 los pagos sin metálico representaban el 39,3%, varios puntos por encima del dato de 2021 (32,5%); pero lejos aún de otras naciones vecinas, como China o Corea del Sur. Hace tres años los pagos sin efectivo representaban ya el 83,8% en la primera y rondaban el 95,3% en la segunda.

…Y las máquinas expendedoras. Japón no solo parece mostrar una inclinación hacia el efectivo. En el país son frecuentes también las máquinas expendedoras. Citando a la Asociación Japonesa de Fabricantes de Sistemas de Vending, Tapas Magazine apunta que a comienzos de 2023 se repartían por el país más de cuatro millones de estos dispositivos, lo que arroja una «tasa de penetración» considerable si se tiene en cuenta la superficie y población.

Hay máquinas de refrescos, en las estaciones, las tiendas konbini e incluso en el Monte Fuji. También en las populares tiendas de ramen, donde se utilizan para los pedidos, lo que agiliza a su vez la organización en los negocios y permite prescindir de camareros y personal en un país inmerso en una grave crisis demográfica.

Las cifras sobre el número de dispositivos no siempre coinciden, pero todas apuntan en una dirección similar a la de la asociación de fabricantes de Japón. Reuters reseña de 2,2 millones de máquinas expendedoras de bebidas, Nikkei Compass computa un total de 4,1 millones y Financial Times habla de 3,9 millones de máquinas expendedoras y expendedoras de billetes que usan efectivo.

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Un cambio… y un desafío. Para no pocas de esas máquinas los billetes con tecnología holográfica lanzados por el BoF supondrán un auténtico desafío. Para reconocerlos sus responsables deberán actualizarlas, igual que durante la emisión de 2004. En caso contrario habrá dinero en circulación que no podrá aceptar, con las complicaciones que eso implica. El desafío no es menor. Tanto por la cantidad de dispositivos, como por lo que implica ponerlos a punto para el nuevo efectivo.

Aunque hay algunos municipios que han ofrecido ayudas para renovar las máquinas expendedoras, The New York Times precisa que el esfuerzo económico recaerá principalmente sobre los dueños de los negocios. Y no será barato.

El diario apunta que una máquina nueva puede costar unos 13.000 dólares, aunque hay quien ya ha invertido casi 20.000 en incorporar una máquina que sea capaz de aceptar pagos sin efectivo. Prueba de que la adaptación no resulta sencilla ni barata es que la llegada de nuevos billetes en 2004 requirió cientos de millones de dólares, entre la emisión y la adaptación de máquinas. En 2023 solo el 30% de los dispositivos de venta de bebidas aceptaba las monedas lanzadas en 2021.

Pero… ¿Cuántas hay que adaptar? Las cifran oscila, pero muestran que no son pocas las máquinas que tendrán que pasar por el servicio técnico o quedarán condenadas al relevo. La agencia Reuters asegura que si de lo que hablamos es de cajeros de bancos, máquinas expendedoras de billetes y cajas registradoras, casi el 90% están listas ya para operar con los nuevos billetes. En el caso de las máquinas expendedoras de billetes de restaurantes y parkings serían apenas la mitad.

La situación sería mucho peor entre las máquinas de bebidas. En ese caso, la agencia asegura que casi el 80% de las 2,2 millones que hay repartidas por el país necesitan actualizaciones. «Podríamos tardar hasta finales de año en atender la situación», reconoce un ejecutivo de Elcom, una compañía dedicada a los automatismos. «Es demasiado lento, pero nos faltan componentes».

Nikkei Asia cita una encuesta del Gobierno que preveía que el cambio apenas generase molestias en los cajeros automáticos y cajas registradoras. En el caso de las máquinas expendedoras se esperaba que entre el 20 y 30% de las dedicadas a bebidas fuesen compatibles. En los restaurantes calculaba que lo serían el 50%.

Imágenes | Catrina Farrell (Unsplash) y Spenser Sembrat (Unsplash)

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