Queremos llevar al ser humano a Marte. No solo eso. Queremos colonizar ese planeta, establecernos allí, y no va a ser fácil. Son muchos los retos que tenemos por delante y para ver qué tal se nos da la cosa, el pasado 25 de junio cuatro voluntarios de la NASA entraron en un hábitat impreso en 3D para aislarse, vivir y trabajar durante más de un año. Desde ese momento han pasado 378 días y ahora, tras un año prácticamente desconectados del exterior, acaban de salir.
Aquí no entra ni sale nadie. Conocido como Mars Dune Alpha, este búnker de 157 metros cuadrados localizado en Houston, Texas, tenía como objetivo simular la vida en el Planeta Rojo. El hábitat se imprimió en 3D usando «lavacrete», un compuesto económico de hormigón semilíquido.
¿Y por qué optar por la impresión 3D? En palabras de la NASA, «los futuros asentamientos de exploración espacial pueden imprimirse en 3D con tecnología de construcción aditiva para eliminar la necesidad de lanzar grandes cantidades de materiales de construcción en múltiples vuelos, lo que resulta prohibitivo desde el punto de vista de los costes». Al fin y al cabo, si podemos imprimir casas en La Tierra, ¿por qué no hacerlo en otros planetas aprovechando los recursos allí presentes)
El búnker. El hábitat contaba con cuatro camarotes privados para cada miembro de la tripulación, despachos, un puesto médico, sala de estar común, cocina y estaciones de cultivo. Su nombre en clave era CHAPEA (Crew Health and Performance Exploration Analog) y durante los más de 300 días que los cuatro voluntarios han pasado allí han llevado a cabo paseos marcianos simulados, tareas de mantenimiento y labores de cultivo. Según explicó Grace Douglas, investigadora principal del proyecto, en 2023:
“La simulación nos permitirá recopilar datos de rendimiento físico y cognitivo para darnos más información sobre los impactos potenciales de las misiones de larga duración a Marte en la salud y el rendimiento de la tripulación”.
Porque no es solo que estuvieran aislados del mundo exterior, que hayan tenido que cultivar su propia comida o mantener el equipo (por todos son conocidas las tormentas de polvo marciano), sino que han vivido con cierto retraso en las comunicaciones para simular unas condiciones marcianas lo más realistas posibles. Ahora es el momento de sacar conclusiones y esperar.
¿Esperar? Por supuesto. Esta ha sido la primera de tres incursiones. La misión CHAPEA no acaba con estos cuatro voluntarios, sino que acaba de empezar. Hay programadas otras dos misiones: una en 2025 y otra en 2027, ambas en la misma base. Con lo aprendido en las misiones Artemis, las cuales volverán a llevar al ser humano a la Luna, y los datos de CHAPEA, la NASA se prepara para el siguiente gran paso: enviar astronautas a Marte.
¿Qué ha pasado durante este tiempo? Muchas cosas. Sin ir más lejos, Anca Selariu, Nathan Jones, Ross Brockwell y Kelly Haston se han perdido el estreno de Barbie y Oppenheimer, no saben que Apple ya tiene una IA llamada Apple Intelligence y no han podido disfrutar del eclipse solar total. Lo bueno es que llegan a tiempo para disfrutar de la primera temporada de ‘xDefiant’, de ver ‘Inside Out 2’ en cines o, sabiendo lo que han pasado, hacer algo al aire libre. O no, porque va a estar lloviendo toda esta semana en Houston.
Imágenes | NASA
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La noticia
Hace 378 días cuatro voluntarios de la NASA entraron en un búnker impreso en 3D para simular la vida en Marte. Acaban de salir
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
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