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El James Webb nos acaba de transportar a un momento clave de la historia del universo: el nacimiento de las primeras galaxiasPablo Martínez-Juarez​

Desde su puesta en marcha hace dos años, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) se ha convertido en nuestra mejor herramienta para observar el universo primigenio. Gracias a su capacidad de ver más allá en la distancia esta herramienta nos ha permitido descubrir las galaxias más antiguas jamás conocidas.

Su último descubrimiento no tiene mucho que envidiar.

Nacimiento triple. Un equipo de astrónomos cree haber observado por primera vez el nacimiento de tres galaxias en los albores de nuestro universo, en la era conocida como la reionización. Esta observación ha sido posible gracias al trabajo del JWST, un telescopio especialmente diseñado para estas labores.

Un 3% del camino. Estas galaxias se habrían formado hace más de 13.000 millones de años, cuando habían pasado entre 400 y 600 millones de años desde el Big Bang. En otras palabras, el universo solo tenía un 3% de la edad que tiene hoy en día.

No es la primera vez que el Webb se asoma a esta era de nuestro cosmos, pero podría ser la primera vez que vemos el “desepertar” de una galaxia en este universo primigenio. Un evento clave ya que esta es precisamente la era en la que se hizo la luz en el cosmos, la era de la reionización.

Reionización. Asociamos el Big Bang a una gran explosión y, como tal, con un destello de luz. El problema es que el universo era entonces demasiado denso como para que los fotones pudieran desplazarse. Cuando el universo dejó de ser tan denso la “explosión” ya no era tan energética y lo único que se había formado era hidrógeno estable.

“Estas galaxias son como brillantes islas en un mar formado por lo demás de un gas opaco,” explicaba en una nota de prensa Kasper Heintz, coautor del trabajo. Porque fue cuando este gas comenzó a acumularse y a formar estrellas que la luz se hizo en el universo.

Esta tampoco es la primera vez que el JWST nos da importantes pistas sobre este amanecer del universo.

La máquina del tiempo. El trabajo se ha basado en los datos compilados por el JWSTy, más concretamente, en su espectrógrafo especializado en el segmento infrarrojo del espectro electromagnético (NIRSpec). El equipo se valió para su análisis de la llamada transición de Lyman-alpha (Lyman-α). Esta transición se da con la absorción de luz por parte de nubes de gas neutro que rodean la fuente de emisión.

Con ello fue posible distinguir el gas de fondo de las recién formadas galaxias. Los detalles del trabajo fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Science.

Trabajo por delante. El equipo es cauto a la hora de interpretar los datos. Entre los puntos aún por aclarar para el equipo se encuentran cuestiones clave como la ubicación relativa del gas con respecto a estas primeras galaxias, o saber si este gas es “puro hidrógeno” o si ya existían elementos más pesados en estos inicios.

Queda por tanto mucho trabajo por delante. El primer paso será buscar más observaciones similares y construir así una base de datos que permita conclusiones estadísticamente firmes, explica el equipo. Así será posible validar este descubrimiento, y abrir así una nueva vía en la exploración de la historia temprana de nuestro universo.

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Imagen | Ilustración de las nube de gas que formaron las primeras galaxias. NASA, ESA, CSA, Joseph Olmsted (STScI)


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